Mi sueño desde pequeñita fue peinar, cortar, dar color...en fin, el estilismo y la peluquería. Tras algún tira y afloja familiar, dejé de estudiar en bachillerato y para ver si se me pasaban las ganas de trabajar, mi madre me llevó con ella al negocio familliar. Rápido pude convencerla con mi esfuerzo diario de que mis ganas de trabajar no eran pasajeras, por lo que accedió; pero me pidió que me formara y me convirtiera en una buena profesional de lo que quería ser.
Buscamos un centro de formación en el que impartieran peluqería, pero ya era tarde para la matricula de ese año; así que como un año de espera era demasiado, pensamos en otras opciones. Nos hablaron de una academia privada que iba a abrir en esas fechas, y que ofrecía una formación práctica con clientes que acudirían asiduamente. Así es como empecé mi andadura profesional en Eduardo Macera, durante el tiempo que dura el curso de Estilista, compaginé mi formación con un trabajo en su peluquería desde el primer año. Al acabar me ofrecieron la posibilidad de quedarme con ellos como colorista y tiempo después como formadora del centro Eduardo Macera.
Creo que la peluquería es una profesión de futuro porque la gran mayoría de nuestras alumnas encuentran trabajo al poco de finalizar sus estudios, muchas incluso lo compatibilizan como lo hice yo en mis inicios. Me encanta mi profesión, me encanta enseñar, me encanta seguir aprendiendo y formar a chicos y chicas que acuden como yo al centro cada año, con un sueño como el mío.
Comencé a estudiar formación profesional en peluquería pero mi juventud y las ganas de empezar a ganar mi propio dinerillo hicieron que lo aparcara para trabajar en hostelería. El gusanillo de la profesión seguía en mí y todos los años antes de comenzar septiembre pedía información en academias para aprender el oficio como mejor creo que se debe aprender, desde la práctica.
Recuerdo perfectamente el día en el que las directoras de Eduardo Macera me dijeron: “Juanma, lánzate y ven”. Hice mis cálculos, hablé con mis padres, y con su apoyo comencé a estudiar con ellas. Cuando decides aprender una profesión y ya no eres un chaval, como era mi caso, es muy importante que te permitan adaptar tu horario al del centro. Eduardo Macera te permite aprender practicando y practicando, cuando terminé la formación no solo incorporé un título a mi curriculum, sino también una gran experiencia práctica que es mi mejor carta de presentación. Con esa experiencia adquirida decidí montar mi primera peluquería en Salamanca para con el tiempo ampliar a un salón más grande. Pero como soy de la idea de que siempre hay que tener sueños para marcarte el objetivo de alcanzarlos, después de trabajar en Marbella y San Sebastián, abrí una nueva peluquería en Benidorm.
Y aquí estoy, emocionándome al recordar mis tiempos de estudiante, porque creo que cuando tienes un sueño hay que lanzarse a por él, y si hay algo que tengo claro es que yo lo alcancé con el apoyo de mis profesoras. EDUARDO MACERA tiene un gran equipo profesional y personal, y en mis años con ellos no solo aprendí peluquería sino que me llevé conmigo una gran familia.
Acabé de estudiar educación secundaria obligatoria y decidí formarme en una profesión. Mi gran pasión era la estética, me gustaba el maquillaje, el cuidado y decoración de uñas, etc. Dicen que los jóvenes de hoy no tenemos las ideas claras, pero yo tenía muy claro desde pequeña qué era lo que quería ser de mayor.
Acudí al centro Eduardo Macera porque me habían hablado muy bien de él, me dijeron que ofrecía muchas posibilidades de practicar porque acudían muchos clientes, no como en un instituto de formación profesional que los modelos tienes que buscarlos tú. Comencé haciendo estética pero el ambiente era tan bueno y estaba tan contenta con lo que estaba aprendiendo que decidí completar mi formación en estética con el curso de estilista. Mientras estudiaba peluquería comencé a trabajar como técnico de uñas y eso aumentó mis deseos de seguir formándome. Al acabar me plantee la posibilidad de continuar estudiando para ampliar mis posibilidades de futuro en el mercado laboral, al mismo tiempo en el centro me ofrecieron quedarme a trabajar en su peluquería y no lo dudé, así que hoy compagino las dos cosas.
Cuando mis conocidos me preguntan si estoy contenta con la decisión que tomé de estudiar un oficio para empezar a trabajar desde tan jovencita, les digo que estoy encantada. Estoy muy contenta de lo que aprendí y sigo aprendiendo en Eduardo Macera, de su gente y de la confianza que depositaron en mí cuando acudimos a ellos.
Mientras vivía en Brasil trabajaba en el sector comercio. Lo que más me gustaba de mi trabajo era la atención al público: cuando una persona llegaba al establecimiento y tenía que asesorarla sobre lo que mejor le sentaba, lo que estaba de moda o lo que mejor se adaptaba a su estilo. Al llegar a España me costaba mucho hablar español, decidí reciclarme en otro sector que siempre había sido de mi interés: la imagen personal y en concreto la peluquería.
Comencé a buscar formación profesional en peluquería pero ante la dificultad de combalidar mis estudios busqué un centro privado. Un amigo me habló de Eduardo Macera, él estudiaba allí y estaba muy contento con lo mucho que aprendía, además del buen ambiente y trato humano. No se equivocó con su recomendación, me encantó poder practicar mucho con clientas porque avancé enormemente en mi técnica de color o corte y al mismo tiempo pude mejorar mi español. Creo que para hacer un buen trabajo tienes que conocer mucho a la clienta, saber leer sus gestos para entender lo que quiere sin que ni siquiera te lo diga.
Al acabar mis estudios decidí unir mis dos profesiones, abrir mi propio negocio de peluquería y estética. Para mí venir todos los día a mi negocio no es venir a trabajar, disfruto muchísimo con lo que hago, es una gran satisfacción cuando se miran al espejo y me devuelven una sonrisa por mi trabajo. Por eso estoy muy agradecida de todo lo que aprendí con ellos, y de la oportunidad que ofrecen para seguir reciclándome.
Siempre quise ser peluquera por lo que al acabar el instituto tenía muy claro que mi formación debía estar encaminada a ese campo. No quería volver al instituto y estar más años estudiando muchísima teoría, quería una formación más práctica que me sirviera para prepararme para desempeñar un puesto de trabajo como estilista.
Busqué a través de las páginas amarillas academias privadas de peluquería y las visité todas para ver como trabajaban en cada una de ellas. Cuando fui a Eduardo Macera me encantó porque vi mucho movimiento, mucha clientela, y a las alumnas que estaban aprendiendo trabajando en esas clientas y no en muñecas… Era lo que estaba buscando y por eso me decidí a estudiar con ellos. Durante los dos años que estuve en la academia aprendí muchísimo, practiqué técnica en color, peinado, corte, etc.; pero también tuve la oportunidad de trabajar la atención al cliente, cómo saber orientar y asesorar a cada persona que acudía al salón de forma individual, porque cada cliente es único y tienes que saber comunicarte con él para poder personalizar un color o un corte y así poder ofrecer un resultado que se ajuste a la demanda del cliente, a la forma de su rostro y a la tendencia de cada momento.
Al acabar de estudiar comencé a trabajar en su peluquería, y con ellos llevo desde entonces. Creo que lo fundamental cuando te formas en un oficio es poder practicar, y nuestro sector además requiere de una formación constante. Asiduamente acudimos a formaciones en nuevas tendencias y nuevos productos, para que nuestros clientes estén contentos con el resultado final nosotros siempre debemos poder ofrecerles lo mejor.
Mi formación siempre ha ido por el camino de la Imagen Personal. Comencé estudiando el grado superior de estética, continúe con tanatoestética y además tengo conocimientos en láser y nutrición. Cuando buscaba trabajo en mi sector en todas las ofertas encontraba el requisito de ser peluquera y además tener conocimientos en estética por lo que decidí ampliar mi curriculum en ese campo.
Solicité a través del ECYL un Certificado de Profesionalidad de Peluquería, me indicaron que el centro acreditado para impartirlo era MACERA FORMACIÓN y acudí allí para interesarme por los detalles del curso que iban a impartir. Me explicaron que era un programa que incluía la impartición del Certificado de Profesionalidad de Peluquería, con prácticas en peluquerías, asesoramiento en orientación laboral y además tenían adquirido un compromiso de inserción laboral, es decir, bolsa de trabajo. Sin dudarlo me presenté como candidata y entré. Ya había oído hablar del centro porque era clienta habitual de su tienda como profesional de la estética, y no exageraban cuando me hablaban bien de él. Las clases fueron muy dinámicas, los materiales utilizados de calidad y sin escatimar ofreciéndonos todo lo que necesitábamos, la forma de combinar la teoría con la práctica estuvo fenomenal, practicamos muchísimo con modelos, hicieron un seguimiento continuo de nuestras prácticas en empresa y nos mandarnos ofertas de trabajo durante todo el curso.
En el certificado de profesionalidad tuvimos un módulo de ventas y me encantó. Llevaba tiempo queriendo enfocar mi profesión hacia la rama del comercio, porque me gusta mucho el trabajo cara al público, el poder asesorar a los clientes sobre lo que vendemos, porque tan importante es saber lo que vas a comprar como saber cuál es el mejor rendimiento que puedes sacar de ello. Así que cuando me dijeron que iban a abrir una nueva tienda y que buscaban personal, otra vez no dudé en presentar mi candidatura. Y aquí estoy, en MACERA SHOPS; porque la peluquería, la estética y el comercio forman un tándem perfecto.